LLévame al lugar donde tú vayas, donde nadie sabe si es de noche o de día.
Mírame por la ventana, dime algo.
Todo puede esperar, no hay tiempo.
No te quedes, siente el viento en tu cara.
Observa, todo crece.
El mundo improvisa, nosotros también.
Y así, cuando el final esté cerca, recuerda: NO MIRÉS HACIA ATRÁS CON RENCOR.
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