Estamos polarizados, la crisis es visible y las fisuras son insalvables; son llantos del cielo; son rayos de Sol fríos. Son extremos indeseables, puntos de partida sin llegada propicia.
¿Es ésta la mejor forma de vivir? ¿Cuán egoístas podemos llegar a ser los seres humanos? ¿Qué nos motiva a permanecer en guerra? ¿Llegará el día en que todo esté en armonía o es una palabra que no nos atrevemos a descubrir?
Suelo ser utópica y creer en la posibilidad de cambio; el racionalismo me aburre, los pragmáticos más... pero en estos casos en los que calle es un callejón sin salida no me queda otra opción, tendré que sumergirme en los mares infectados de desesperanza, ahondar en profundidades que creía enterradas y comprender que la felicidad no es posible cuando todo es tristeza.