Y la procesión va por dentro.

Y la procesión va por dentro.
Es como si me dividiera en dos, mi cuerpo en la Tierra y mi alma mirando todo desde quién vaya a saber dónde.
El alma se ríe del cuerpo porque ella es pura, incorruptible pero el otro no, interesado.
Los dos conforman un algo; se dividen, se pelean, se reconcilian y de pronto se compenetran para dar un llamado, decir que algo no anda bien y creo, que hoy puedo dar cátedra.

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