Todo, el comienzo de la nada.

Algunos, los más intelectuales (aunque todavía no distingo cuál es el sentido de serlo) podrían afirmar que yo soy una típica "androfóbica" y para aquellos, quienes podrían salir despavoridos por el solo hecho de escuchar un montón de vocablos desconocidos cuyo sentido es totalmente indescifrable aquí les va mi reseña:
El ser humano, quizá uno de los peores vicios del mundo, sino el peor, es aquel responsable de las fortalezas, de las suertes de regimientos ficticios que construyen murallas y monumentos a las inmoralidades más increíbles. Somos proyectos, desde mi perspectiva, somos "ensayo y error", somos "piedras en el zapato", somos luz y oscuridad, somos todo. Todo, todo, todo...
Vivimos toda una vida, la única que tenemos, buscando buscando y buscando; intentando hallar el sentido de todo o de una parte fundamental de nuestra existencia, el porqué de la misma.
Es algo tan confuso y apasionante al mismo tiempo... abordar cada uno de los sentimientos de las personas y en forma paralela ninguno; generalizar sensaciones y desconocer todas. "Bipolar" podría ser mi otra definición, soy renuente a los cambios, soy inherente a las utopías, me gusta creer que nuestra esencia es tan intacta como el poder de la naturaleza, aunque claro está que la todapoderosa madre puede ser drástica en dar lecciones de rápida acción y lento aprendizaje.
Aquel mundo fantástico, quimera centralizada en la bondad del hombre construida por Tomás Moro, demostró que como yo, hay soñadores que se animan a romper las barreras de la imaginación e ir más allá...
Son palabras, cuyo sentido lo desconozco, siquiera algún día podré saberlo, sólo dejo en libre albedrío decisiones definitorias porque yo, no quiero caer en los vagos precipicios del racionalismo en los que a veces me veo forzada a visitar, porque yo quiero ser distinta, quiero creer que más allá se acaba todo y empieza algo, una nada, un infinito mundo de posibilidades inagotables y utópicas.

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